ARTE URBANO

Plagio: el tabú más grande del arte

El pincel en la pared, el spray en la mano y un trazo único. Pero, ¿qué pasa cuando esa firma se borra y la obra resurge, idéntica, en un sitio ajeno?

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En Latinoamérica, los creadores enfrentan un fantasma legal: el plagio.

Por Agustin Dominguez Prieto

Última actualización el 13 de octubre de 2025

En los últimos años, artistas y comunidades culturales de Latinoamérica han denunciado copias no autorizadas de obras callejeras. A pesar de que la Ley de Propiedad Intelectual protege el arte urbano, su aplicación es difícil, lo que genera un debate sobre el límite entre la inspiración y el plagio en murales, graffitis e ilustraciones públicas. Aunque los artistas tienen derechos morales, como el reconocimiento de su autoría y la integridad de su obra, la exposición en espacios públicos les hace perder parte del control legal sobre su trabajo.

Argentina 

De la calle al museo En Buenos Aires el dibujante Gustavo “Ciruelo” Cabral descubrió que una pintura expuesta en el MALBA era casi idéntica a su ilustración Dragon Caller (2005). El artista denunció que “en el Malba no vi ningún crédito ni referencia a mi obra”. La autora, la pintora Carrie Bencardino, admitió inspirarse en Ciruelo sin nombrarlo. Por su parte, críticos culturales y museos recordaron que la apropiación de imágenes ajenas integra arte contemporáneo, siempre que se cite la fuente

También en redes se discutió el caso de la pintora Fátima Pecci Carou, acusada de plagiar fan-art de anime en sus cuadros. Carou respondió que “toda la historia del arte es la representación de imágenes que ya existen”, frase que abrió el debate sobre estilos, citas y originalidad en la escena local.


Ciruelo Cabral es un referente mundial del arte fantástico, célebre por sus dragones, paisajes oníricos y su técnica única de pintar sobre piedras llamada petropictos. En la imagen con su obra plagiada [Imagen], por Indie Hoy.

México

En México, varios muralistas denunciaron plagios en encargos oficiales. En Chiapa de Corzo, Chiapas, la ilustradora Paulina Mandujano vio reproducida sin permiso una de sus imágenes en el mural municipal “22 de Enero”. Reprochó en redes que el ayuntamiento simplemente “toma tu trabajo y sin avisar, sin notificar o mencionar al artista ORIGINAL, sin pagar… se atribuye el crédito que no es de ellos”. 

En Querétaro, el colectivo Umbra exigió justicia cuando su diseño para el Estadio Olímpico fue adjudicado luego a otro artista sin notificarles ni pagarles todo el monto acordado. Como relataron los afectados, “Era nuestro diseño. Tal cual”.

Polémicas que muestran la frustración de creadores urbanos ante la falta de formalidad contractual y reconocimiento de autores en proyectos estatales.

¿Inspiración, homenaje o robo descarado? una línea es tan fina como un stencil.

Colombia

En Villavicencio, Colombia, el artista Arnold “SAS” Rodas fue acusado de plagio por copiar un mural del mexicano Secreto Rebollo sin darle crédito. La réplica fue borrada por las autoridades, lo que generó la protesta de otros artistas que denunciaron tanto plagio como censura. Como si esto fuera poco, expertos calificaron la imitación de mala calidad.

En Bogotá se vivió otro episodio en 2013, cuando quedó al descubierto que un afiche oficial de un festival urbano incluía sin permiso un dibujo ajeno. La gerente de Artes Plásticas local explicó entonces que “nos da mucha tristeza que este hecho vaya a opacar el trabajo de cinco colectivos… hemos citado al autor para iniciar el debido proceso”.

Con cada trazo, el grafitero busca dejar su marca, pero ¿qué sucede cuando esa firma es borrada o apropiada por otros?

Chile

Chile también supo tener casos polémicos como el de Alejandro Escribano, quien demandó a Coca-Cola por usar la imagen de su mural "Pez Azul" en un letrero sin su permiso. Cabe destacar que la obra había sido destruida en un terremoto. Aunque la querella penal fue archivada, continúa con una demanda civil por violación de la Ley de Propiedad Intelectual. Este caso resalta el desafío legal de que, si bien el arte urbano tiene derechos de autor, existen vacíos en la ley cuando una obra reaparece en la publicidad comercial sin citar al artista.


Alejandro Alfredo Escribano Veloso es un pintor, muralista y artista visual con fuerte presencia internacional. En la imagen junto a su obra “Pez Azul”, [Imagen], por Tomé el día.

Desafíos en la vía pública

Los artistas tienen derechos de autor, pero no pueden restringir las reproducciones de su obra en espacios públicos. Por ejemplo, un peatón puede fotografiar o copiar un mural sin infringir la ley, siempre y cuando se cite al creador si el uso va más allá de la simple observación.

Además, los dueños de los muros o el gobierno pueden modificar o eliminar las obras sin violar los derechos del autor. A pesar de que se aconseja a los artistas documentar y registrar sus trabajos legalmente, esta medida no siempre previene la circulación no autorizada de sus imágenes en internet.

La identidad del creador en el espacio público está en constante debate. 

En la comunidad artística, el plagio genera emociones encontradas, ya que muchos creadores sienten que su trabajo ha sido traicionado. El debate sobre este tema en el arte urbano sigue vigente. Si bien la ley protege la autoría, los artistas advierten la facilidad con la que sus diseños circulan en internet y reaparecen en muros de otros países. Esta polémica subraya la necesidad de reconocer públicamente a los autores urbanos. Por eso, en este escenario, el diálogo continuo entre artistas, críticos e instituciones es fundamental para definir los límites culturales entre el homenaje, la inspiración y la copia.

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